Por Mariano Pose
Ilustrado por Guadalupe Vallejo
Con este título uno podría imaginarse a este niño con un aspecto salvaje, movimientos felinos, pelos largos y revueltos… Bueno, no. O sí, en parte, ya que sus pelos con rulos rebeldes son bastante llamativos, especialmente cuando pasan algunos días sin lavarse la cabeza. Pero este en tal caso sería el único de los rasgos que lo relacionan con el rey de la selva.
A Francisco le dicen el niño león, sencillamente porque lee MUCHO.
Y cuando digo mucho, es mucho. Uno se sorprendería de la cantidad de signos, letras y palabras que existen en nuestra vida cotidiana.
A Francisco, ya desde muy pequeñito mostraba interés por esas marañas de signos que aparecían por todos lados. Hoy, con ya casi ocho años, podría decirse que ¡ya leyó más de chiquicientas mil palabras! (que son un montón)
A Francisco le dicen el niño león, sencillamente porque lee mucho, y TODO.
Y cuando digo todo, es todo.
Libros, revistas, folletos, facturas de luz, etiquetas de remeras, vencimientos de las latas de tomate, números de serie de los controles remotos, manuales de los juegos de mesa, tickets del supermercado, códigos de barra… Francisco lee hasta las palabras que se forman en la sopa de letras cuando la revuelve con su cuchara favorita… aunque muchas veces ni siquiera tengan sentido: A-L-U-G-T-O-M, M-A-L-U-T-E-K-A, C-O-S-I-N-U-T-A… en fin, Francisco el niño león, lee mucho y de todo.
Pero lo sorprendente no es que lee mucho de todo, sino que recuerda todo lo mucho que lee. Cada signo, cada letra, cada palabra, frase, texto… Francisco recuerda TODO.
– Maaa… acordate que mañana a la tarde vence la lata de choclo cremoso que compramos en el super el domingo primero de abril de 2016 en el súper del kilómetro 4… el que estaba en oferta, el de $ 43,99…
Francisco, el niño león, tenía una memoria de elefante. Algunos afirmaban que para guardar tanta información, su cabeza había crecido medio centímetro de diámetro el último año.
Hasta acá, todo parecería llamativo, fuera de lo común, pero aún así, bastante posible… Francisco no era ni iba a ser el primero o el último niño prodigio como los que suelen aparecer cada tanto en algunas familias…
Lo extraordinario, es lo que les voy a revelar ahora.
A Francisco le dicen el niño león, sencillamente porque lee mucho, lee de todo y lee cualquier cosa.
Y cuando digo cualquier cosa, quiero decir CUALQUIER COSA.
Lee las nubes, las hojas de otoño, las gotas que golpean contra la ventana de su cuarto cuando viene tormenta del este. Lee las pisadas que dejan en el barro los perros sueltos del barrio, lee las mariposas que revolotean entre las amapolas del jardín, lee las pelusas, los leños, las estrellas… Lee miradas, reacciones, situaciones… algunos jurarían que hasta lee la mente.
Pero todos sabemos que eso no es posible. ¿o sí?